26 abr 2011

Tercer Día 23 de Abril - Praga

Hoy a diferencia de ayer, sí que hemos madrugado, esto ya empieza a parecerse a nuestras vacaciones tipo. Para las 8 de la mañana ya estábamos danzando, y aproximadamente para las 9.30 ya estábamos pateando la ciudad en busca de nuevos rincones.

Plaza Vieja
Como era pronto y aún no había mucha gente, hemos aprovechado para subir a la torre del reloj astronómico. Las vistas de Praga desde aquí arriba son espectaculares, no sé ni cuantas fotos habré tirado desde aquí, pero muchas seguro. Además ha coincidido que hemos podido ver al trompetista, que cada hora toca desde lo alto del reloj  la trompeta. Este ha sido el momento en el que más gente nos hemos congregado aquí arriba.

Castillo
Tras nuestra visita al reloj, nos hemos ido a ver un pequeño mercado artesanal cerca de la plaza vieja. Ayer lo vimos de pasada y nos pareció interesante. El mercado en sí no es gran cosa, pero tenía un par de puestos donde vendían huevos de pascua dibujados a mano, muy interesantes.  Alrededor del mercado existen un montón de tiendas de souvenirs, por lo que intuyo que es un mercado muy visitado por los turistas. 

Hoy tenemos la intención de hacer uno de los recorridos que aconseja la guía de Lonely planet, por lo que visitaremos el barrio de Vinohrady, para ello tomamos el metro, por primera vez desde que estamos en Praga, hasta la parada Namesti Miru. Este barrio de Praga es uno de los pocos barrios con una personalidad definida, en este caso burguesa. En este barrio los turistas no abundan ya que no se encuentran aquí los rincones más tradicionales, pero es un buen lugar para pasear, eso, si ya te has visto el resto de la ciudad, de lo contrario es perder un poco el tiempo. Vinohrady es una zona totalmente residencial con casas de estilo, neogótico, neorenacentista y art nouveau, con  muchos parques, también se ha convertido en la zona de marcha gay de Praga. Los lugares más destacados que hemos visto a lo largo de nuestro paseo han sido: la plaza Namesti Miru ( de la paz), la avenida Americka, donde predominan los bloques de pisos de la época comunista, los parques Havlickovy sady,  U Havlickovych Sadú y Riegros sady, y la iglesia del Más Sagrado Corazón de Nuestro Señor y que es una la iglesia más polémica de la ciudad.
Metro 
Todo este recorrido nos ha llevado algo más de dos horas. Como os he dicho anteriormente, si ya has visto el resto de la ciudad es un agradable paseo porque sales del bullicio turístico, pero si te quedan cosa por ver, no te acerques hasta aquí.

Desde aquí nos hemos dirigido a la ladera del monte Petri. Pero antes de coger el funicular que nos subirá hasta arriba nos hemos parado en un puesto callejero de salchichas. Ya es la hora de comer, y además desde que nos hemos ido del hostal esta mañana, aún no nos hemos sentado. Así que nos hemos pedido un par de salchichas Paragüesas con un par de coca colas y nos hemos sentado en un banco a comérnoslas y descansar un poco, que de vez en cuando se agradece.
El monte Petrin es uno de los lugares de esparcimiento más queridos de Praga. Sus jardines, fueron antiguamente unos viñedos, son los preferidos por los habitantes de la capital para pasear y hacer deporte. Para subir hasta lo alto se puede hacer de dos maneras, paseando, o en funicular. Nosotros por supuesto elegimos esta última, porque a estas alturas del viaje, las energías son un bien escaso.
En 1891 se construyo en la cima del monte Petrín una torre con un mirador, y para facilitar el acceso a esta torre se construyó el funicular. La torre de Petrín es una sencilla construcción de acero que recuerda a la torre Eiffel de París, las vistas panorámicas de Praga desde allí son maravillosas, o eso dicen los que han subido, porque nosotros preferimos quedarnos sin subir para poder entrar en el laberinto de los espejos, que está muy cerca de la torre. Originalmente, este fue uno de los pabellones de la Expo de 1891. La verdad es que lo  único que hay en el laberinto son espejos que te hacen más gordo, o alto a flaco, nada del otro mundo, pero hemos echado unas risas, que de vez en cuando está bien reírse de uno mismo.


 La obra de mayor antigüedad, que puedes ver en Petrin, es el muro del hambre. Fue construido entre 1360 y 1362. Se construyó para dar trabajo a mucha gente pobre y de allí el nombre del muro.

La bajada del monte la hacemos como los valientes, andando, y sin ningún complejo. Llegados a este punto del día, nos damos cuenta que ya hemos visto toda Praga, así que tomamos la decisión de pasear sin ningún rumbo fijo por la ciudad. Hasta ahora lo que hemos hecho es ver la ciudad, ahora nos toca disfrutar la ciudad y eso se consigue paseando sin buscar nada, siempre encuentras rincones singulares que no aparecen en las guías pero dignos de ser visitados también.

Paseando, por calles que apenas estaban concurridas por turistas hemos llegado hasta la plaza Wenceslao, donde hemos estado paseando por calles paralelas a la plaza, y hemos podido descubrir una plaza pequeña pero muy agradable al lado de un convento. También he aprovechado para hacer alguna comprilla. De hecho he entrado en la tienda de la nike a comprarme la camiseta del Sparta Praha. Durante nuestro discurrir por los alrededores de la plaza, descubrimos una cervecería tradicional que nos atrae mucho, y nos la apuntamos para ir luego a cenar. El paseo termina en la estatua de Kafka en el barrio judío, cerca de donde nos alojamos.

Antes de ir a cenar, aprovechamos para hacer una parada técnica en el hostal, para preparar la excursión de mañana al campo de concentración nazi de Terezín. Necesitamos el ordenador para buscar el medio de transporte y las entradas. Una vez que ya tenemos las ideas claras y listo el plan de mañana, nos vamos a cenar a la cervecería que nos ha gustado durante nuestro paseo. Después de esperar un buen rato haciendo una cola cada vez mayor, se ve que teníamos que haber reservado, nos dan mesa. Esta cervecería es de las más antiguas de Praga y aquí se elabora la cerveza más fuerte del mundo, la Xbeer 33. Una vez dentro del restaurante un agradable Checo, al que no tenía muy claro si pagarle la cena o darle una somanta de bofetadas, nos lleva hasta la mesa y nos toma nota. La cervecería tenía un aire a las sidrerías del País vasco, buen ambiente, gente cantando y compartiendo mesa, aunque como en nuestro caso no conociésemos a la pareja que nos tocó al lado nuestro, y que resultaron ser Españoles. Bueno ella, el era Canadiense pero afincado en España. El camarero fue muy borde, casi ni nos da hielo para la coca cola, pero la cena mereció mucho la pena, y el ambiente buenísimo. Nos metimos entre pecho y espalda un codillo, que por su tamaño intuyo que ese cerdo tuvo que dar de comer a toda Praga. Por supuesto este codillo venía perfectamente acompañado por sus patatas, verduritas y como no por un soberano litro de cerveza. ¡Y que cerveza! no creo que tenga nada que  envidiar a la Alemana. La cena muy buena, sí, pero el postre ni probarlo, porque el agradable Checo, no nos lo quiso sacar porque la cocina estaba cerrada. Cosas de Checos..... ellos verán.


Después de habernos puestos histéricos de cenar nos vamos a tomar una auténtica cerveza Checa, tradicional y sin aditivos a un Pivovar de nombre lokal que esta al lado de nuestro alojamiento. Con esta última cerveza despedimos otro bohemio día.